martes, 13 de julio de 2010

El islam y la mujer


Puestos y puestas (que si no Bibiana se enfurece) a probar que siente una mujer musulmana, se le han escapado algunas acciones para superar el examen.

Si me lo permite, Sra. Nebrera le facilito una pequeña lista a modo de yimcana, para que la practiquen usted y sus amigas el fin de semana.

Si es una mujer islamista de países como Sudán, solicite en el ambulatorio de la seguridad social que pagamos entre todos y todas, la ablación del clítoris.
Pase una semana encerrada en su habitación y que su marido, al que ha sido entregada por sus padres, le lleve allí la comida (el motivo del encierro es por simple precaución ya que usted puede ser una desobediente, solo por sospecharlo se lo merece).

Por supuesto debajo del Burka lleva usted más prendas, no crea que la camiseta marinera le estaría permitida.
Vaya a un tribunal y escuche como dicen los jueces, abogados, fiscales, testigos presentes (usted entiende de estas cosas ¿no?, por su profesión); que su testimonio no es válido por ser mujer.
Tenga su primera menstruación (otra vez) y al día siguiente, deje de asistir a clase, pues ya está usted en edad de ser "vendida" a quien su familia decida.
Ampútese una mano, para saber que se siente si es acusada de robo, aunque haya sido por pasar hambre y sustraer una manzana en un mercado, o porque así han creído verla.
Que su marido la pegue en público, que es usted muy díscola, ¿no?, pues por si acaso, y recuerde que el legal asi que ojito con ir a tribunal alguno. Si no sabe como debe proceder con los golpes suaves, hay un exquisito manual de cómo burlar las leyes españolas en esta materia, que hemos pagado entre todos, puesto que estaba subvencionado, y cuyo autor es el muy digno imán de Fuengirola.
Ahórquese (un rato que si no, no podrá contarlo), como lo padecen gays y lesbianas en las maravillosas ciudades musulmanas, como Teherán.
Hágase enterrar hasta los hombros, y permita de cientos de piedras de tamaño medio, vayan acabando con su vida, poco a poco, pues si no, no sería ejemplarizante el castigo; y por una causa tan justa como que alguien dice que parece ser que usted puede ser una adúltera.
Déjese dar de latigazos, unos cuarenta está bien, para saber que se siente.
Y sobretodo recuerde que debe llevar las manos cubiertas ¿que es eso de mostrarlas al infiel?, sí en casa también que es costumbre de decoro.
Ah, por último tenga un hijo, en el paritorio de cualquier ciudad exótica de Afganistán, usted y las comadronas con Burka, como es obligado, y que lo primero que vea su hijito sea una tela con rejillas. ¿Sabia usted que los bebés afganos, no conocen el rostro de su Madre, y tienen serios problemas de aprendizaje por la nula relación emocional que esto comporta?. Ni siquiera conocen como es la sonrisa de su Mamá.

Esto es el islam, señora mía. Prúebelo.
Recuerde que jamás será entrevistada para contarlo.
Carmen Klecker

Fuente: www.lasclasesmedias.com

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